La séptima edición de la Transvulcania se disputó
el 9 de mayo sobre un total de 73 kilómetros. La prueba comenzó con la ya mítica
estampa del Faro de Fuencaliente. Los cientos de corredores que se daban cita
volvían a formar la famosa serpiente de luces en el primer ascenso del trazado.
Álvaro Bernal representó al club en esta edición y nos deja su crónica
personal de la carrera.
Los
Cancajos-Faro de Fuencaliente (km 0)
Después de dormir menos de dos horas, el
despertador sonó a las 2:00 a.m., me puse los pantalones todavía con la caraja
y baje a desayunar. Las caras de los corredores eran todo un poema, se mascaban
los nervios, todo el mundo en silencio y concentrados. Después de desayunar, vuelta
a la habitación y empezar a prepararme. A las 3:00 a.m. salía el autobús
con dirección a el Faro, empieza la
aventura!!!
Faro
de Fuencaliente- Los Canarios (km 6.1)
Al bajar hacia un viento horrible y
todos los corredores nos pusimos detrás del faro para resguardarnos del frio. Ambiente
espectacular, una marea de corredores de todas partes del mundo, italianos, argentinos,
americanos hasta había unos de China. Bajamos hacia el arco de salida y allí
estaba el gran Depa haciendo de las
suyas con sus vaciles a los guiris por
no saber hablar español. Suena AC/DC y la gente empieza a gritar y a saltar algo
espectacular digno de ver. De pronto cuenta atrás y salimos. La salida es algo
durilla, empujones, pisotones, alguno te clava los bastones, pues unos 2000
corredores en una calle de unos dos metros de ancho imaginaros… La escena de
miles de frontales subiendo (el llamado gusano de fuego) es increíble
.Empezamos a subir bastante tiempo hasta que se disipa la gente y llegamos al
famoso pueblo de Los Canarios. Famoso por qué diréis? pues al entrar serian las
7 de la mañana y esta todo el pueblo animando, pero todo!!! Es algo maravilloso
el calor que desprende la gente allí.
Los
Canarios (km 6.1)-Las Deseadas (km 16.5)
Nunca un nombre significo tanto para mi pues
durante 10 km una larga subida de picón y arena volcánica que no dejaba
traccionar bien y aumentaba el cansancio. Saqué los bastones y empecé a subir
lentamente pero sin parar. Ya casi ha salido el sol en su totalidad, la gente
por nervios o por concentración no habla en el camino. Pasamos por unos parajes
preciosos hasta el avituallamiento y, aunque se hace duro, intentamos aguantar
el ritmo para no perder muchos puestos.
Las
Deseadas (km 16.5)-Refugio del El Pilar (km 24)
Uno llega a Las Deseadas y se piensa que
todo el monte es orégano, terreno muy corrible y que te permite soltar piernas.
Pero nada más lejos de la realidad, nada más salir del avituallamiento otros
cuantos repechos durillos y encima con el estomago lleno.
Refugio
de El Pilar (km 24)-El Reventón (km 31)
Empezamos la única parte cómoda (por
decir algo) de la carrera con bastante terreno corrible. Ahí empiezo a
adelantar a mucha gente y a encontrarme a gusto. El sol empieza a apretar y
casi no corre el aire pero pienso en no cebarme pues todavía me quedaba lo peor
y quería llegar medianamente bien. Llego al avituallamiento, allí había de todo
isotónicos, geles, fruta de todo tipo, coca cola,... Los voluntarios unos auténticos
fenómenos, te ayudan a cargar los botes, te animan y casi te empujan, así da gusto!!!
El
Reventón (km 32)-Pico de la Nieve (km 40)
Nunca había visto en una carrera gente
volviendo al avituallamiento anterior porque no pueden avanzar hasta el
siguiente, algo que en la Transvulcania parece habitual. Concretamente en este
tramo era espectacular ver la cantidad de corredores que pasaban en dirección
contraria a la tuya, incluso pocos metros después de empezar la ascensión.
Completar 9 kilómetros sin
avituallamiento por este terreno, y bajo un sol que ya castigaba sin piedad,
hay que hacerlo estando muy seguro. Ya son bastantes las horas que llevas en
las piernas y esa distancia con los desniveles que estábamos salvando puede dar
fácilmente para casi dos horas de marcha. De ahí que algunos corredores
decidieran dar por terminada aquí su carrera. Aquí ya las piernas estaban
castigadas y la cabeza por el calor. En este momento tuve mis peores momentos
en carrera y casi de abandono. Aquí surgieron la mayoría de los abandonos por
golpes de calor e deshidratación.
Pico
de la Cruz (km 43,8) - Roque de Los Muchachos (km 51)
Para mí esta fue sin duda la parte más
dura. Llevamos mucho tiempo que, no sólo hace calor, sino que tampoco corre
nada de aire. El terreno se vuelve incómodo, mucha piedra de grandes
dimensiones, saltos y equilibrios con la Caldera vigilando amenazante a nuestra
izquierda.
En un momento oigo la voz de una chica
que dice "no debería haber mirado" y claro, no puedo evitar hacerlo.
Es impresionante el desnivel, te marea hasta que acostumbras un poco la vista,
un privilegio poder recorrer lugares así. Cada vez veo más cadáveres y me empiezo a preocupar pensando si llegaré… Un chico me pide agua a mitad de
camino, se la doy, y me mira con una cara que le digo, tío te diría que
siguieras un poco más conmigo pero te veo jodido de veras. Las vistas al Roque
de los Muchachos es algo maravilloso, aunque es una de las zonas más duras por
sus interminables subidas...
Roque
de Los Muchachos (km 51) - Tijarafe (km 62)
Ya con las fuerzas justas empieza el
temido descenso interminable. Ya con todo el cuerpo hecho papilla empezamos a
descender por un terreno lleno de piedras y continuas bajadas súper técnicas
donde al menor despiste ibas donde Cristo perdió el mechero. En el
avituallamiento me echan varios cubos de agua en la cabeza pero no entono, el
calor me está pasando factura. Al rato unos vecinos me animan y me dan a probar
un rico vino cosechero y me digo, que coños, hay que llegar con alegría!!!
Tijarafe
(km 62)- Los Llanos (km 73,3)
Ya con los pies desollados de bajar un
camino de piedras horrible donde hacen el KV llegamos a Puerto Tazacorte. Allí,
avituallamiento con chorrito de agua tipo aspersor incluido. Al llegar la
carretera bajamos por el interior del rio un camino de unos dos kilómetros
bastante incomodo con piedras de rio sueltas y arena. A la altura de Los Llanos,
dos kilómetros de subida, allí clavo los
bastones y apoyo la frente en una pared y me digo, no puedo más, ya me da
igual, aquí me quedo. Una amable señora me agarra y me dice, vamos hombre ya
estas arriba ya verás que recibimiento. Me incorporo como buenamente puedo y continúo
la subida. Por fin veo la alfombra roja y me quedo flipado, cientos o miles (ya ni rulaba) de personas
diciendo tu nombre, los niños
extendiendo la mano para que los chocaras. Ahí es cuando apague la cámara
de video y empecé a llorar como un autentico seta. Pero ya estaba llegando y empecé
a esprintar como un loco hasta que pase la meta!!! Una carrera no de muchos kilómetros
pero muy dura tanto por su desnivel como por su terreno como por su clima...
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