La salida se daba a las 8.00 A.M. y casi 600 corredores afrontaban los primeros kilómetros por asfalto y una pista bien acondicionada (nos cruzamos incluso con un autocar) que llevaba a un refugio de montaña donde estaba el primer avituallamiento. Aquí comenzaba un sendero lleno de dificultades con enormes piedras que hacían muy difícil mantener un ritmo de carrera continuo y había que echar a andar.
Se llegaba a la zona de neveros donde la nieve era tan resbaladiza que sólo aguantaban en pie los que porteaban bastones de montaña. Algún nevero podía llegar a los dos kilómetros de longitud. Los últimos dos kilómetros la pendiente era brutal y se coronaba a 2700 metros de altitud con vientos heladores. Las vistas durante toda esta ascensión eran preciosas.
El descenso continuaba siendo extremadamente técnico hasta llegar a un embalse donde se hallaba el segundo y último avituallamiento, previo a una auténtica pared de casi un kilómetro y luego una zona de descenso técnica y más tarde llana y se afrontaba un descenso peligroso entre árboles y un suelo mojado y resbaladizo.
Al terminar se empezaba subiendo el segundo gran puerto de la jornada hasta los 2800 metros por una senda parecida al anterior descenso, lleno de árboles. Más tarde la asensión regresaba a los neveros, la temperatura había descendido unos grados y empezaba a hacer frío. Los últimos tres kilómetros eran de una brutal ascensión con tirolinas incluídas y un viento más helador. Los participantes se ponen los cortavientos. Y el descenso igual de peligroso con neveros más resbaladizos aún.
Se empiezan a ver nubes negras a lo lejos y truenos cada diez minutos. En la bajada a Plan de Senarta donde la organización coloca un tercer avituallamiento improvisado, Teo Vicente sufre una caída y le obliga a abandonar, caminar en solitario bajo una lluvia de granizo y sufrir síntomas de hipotermia esperando el transporte hasta Benasque. Joaquín González y Juan Alberto Ramos consiguen evitar la lluvia de granizo pero la lluvia no y corren así durante dos horas hasta la meta donde los alimentos para recuperarse brillan por su ausencia, ¡todo un desastre!
Algunos cruces no están bien señalados y los participantes dudan continuamente y algunos se pierden, unos en lugar de tomar el recorrido por un sendero hasta Benasque, continúan recto por la carretera. La organización no tiene controles en esta zona y al llegar a meta no son descalificados.
Al final se cumple el objetivo y dos de nuestros integrantes llegan a meta terminando una durísima prueba en alrededor de 13 horas y consiguiendo 2 puntos para el UTMB. Joaquín González (148º) y Juan Alberto Ramos (163º).
Subida al collado de Vallibierna de 2800 mts. |
Juan Alberto Ramos, feliz en meta. |
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